La cuadratura del círculo es echar de menos un restaurante chino. Pero no con melancolía de domingo, echar de menos violentamente, con una sacudida en seco desde la planta de los pies hasta la coronilla, con réplicas en los lagrimales y las hojas en blanco.
Lo complicado es llorar por la fealdad perdida en el remitente de las postales. Recordar las buganvilias que se desparraman sobre los muros de una calle apestosa, reproduciendo la imagen y evocando el olor.
Lidiar con esta ciudad que solamente existe trazando sus calles con los pies. Redactar los recuerdos pisando con fuerza una huella que sabemos perecedera, mirando una calle que pronto dejaremos de andar.
Un recuerdo es un hombre que olvida.
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